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Tengo miedo de cambiar de opinión...?

  • Foto del escritor: Susana
    Susana
  • 8 sept 2017
  • 3 Min. de lectura

De los creadores (literalmente) de Tengo Miedo de Opinar, llega a su dispositivo electrónico preferido esta nueva entrada. Y justo ahora estoy dándome cuenta de que pude haber escrito esto en la entrada anterior y habría tenido sentido, pero me tomó varios días de quedarme pensando en lo que había escrito darme cuenta de que aunado a mi miedo de opinar, también está mi miedo de cambiar de opinión.


Yo solía ser de las que decían que las personas nunca cambiaban, a menos que quisieran, pero sólo era una manera de decir que nadie quería cambiar realmente... luego cambié.


Ni yo ni los que conozco por más de cuatro años se han mantenido estáticos, no somos los mismos y no lo seguiremos siendo en otros cuatro años más; cada situación hace cada detalle de cada persona y las opiniones se van formando a lo largo de los detalles...

Aprendí esto mucho, mucho tiempo después de pasarme la vida JUZGANDO a todo aquel que se atreviera a cambiar, ¡aunque cambiara para bien!


Por ejemplo:

Durante la prepa y la secundaria tuve un gusto musical muy particular (para los que me rodeaban) y solía ser juzgada y llamada de ciertas maneras por eso... el tiempo pasó, mis gustos musicales cambiaron un poco y se expandieron pero sigo disfrutando la música del 2008 como si tuviera 13 años.

Luego de varios años, voy descubriendo que varias personas que me señalaban, ahora disfrutan de la música por la que me juzgaban. Ellos cambiaron y yo los SATANICÉ; parecía que había sido un pecado para ellos haber cambiado a algo (que yo considero) mejor.

Y justo por eso, a mí misma me da miedo cambiar... porque sé muy bien cuál será la reacción de las personas que, como yo, no entienden que el cambio es algo natural y es justo y es un derecho

que tenemos como seres humanos racionales.

Porque sé perfectamente que no van a entender que antes me vestía todo el tiempo de blanco y ahora decidí que me veo mejor de negro, que antes me gustaban los lunares y ahora prefiero los cuadros, que no me gustaba el té y ahora tengo más de 10 variedades en mi alacena o que detestaba el sabor de la cerveza y ahora mismo tengo una en mi refrigerador.


Creo que es saludable re- evaluar cada cierto tiempo nuestras inclinaciones y creencias y seguir descubriendo cosas de nosotros mismos que no teníamos idea de que podrían existir.


Hay que normalizar el cambio de opiniones, porque al parecer este es uno de los más grandes problemas del mundo (y no, no lo descubrí yo), el hecho de que somos inflexibles con los cambios, que no nos parece la idea de que alguien que creemos conocer decida que quiere intentar algo nuevo, que la banda que seguíamos desde hace 5 o 10 años decida intentar o evolucionar a nuevos géneros o que Shakira dejó de ser aquella chava super deep y pandrosa y ahora sea una reina de belleza que a penas y agarra un lápiz y papel para escribir un nuevo himno al desamor... y nada de eso está mal y el mundo no va a dejar de girar y yo tampoco me quedaré en el mismo lugar.


Hay que dejar que redescubrirnos se convierta en una de nuestras partes favoritas de vivir porque de lo contrario... pus, ¿qué aburrido no?

 
 
 

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