Desperté

Había planeado estar más en calma hoy. Quise hablar desde la paz... pero no me siento en paz. Abrí los ojos y desde entonces ya me sentía agotada. ¿Se vale estar cansada de luchar? ¿Se vale tener la garganta áspera de tanto gritar?

Estoy cansada de repetir y repetir y repetirme a mí misma y citar a mujeres mucho más notables que yo en la búsqueda de empatía. Estoy cansada de exigir y que se me vea con el rabillo del ojo mientras me sueltan, una vez más, despectivamente y como si nada: "no seas exagerada" Estoy cansada de explicar algo que no debería estar a debate.

La burbuja en la que vivo es pequeña, es casi minúscula y en ella sólo he dejado entrar, quisquillosamente, a quienes creo que no la romperán. Me gusta esta burbuja llena de consciencia... pero sí que se ha roto, varias veces ya, y cada que se rompe me vuelvo a quedar helada al ver a tantos que aún no entienden y que ni siquiera están haciendo el esfuerzo por hacerlo, tantas personas que no están "del mismo lado" de twitter o tiktok que yo. Tantas personas que siguen burlándose, que siguen utilizando una causa a su favor, para subir ventas, para subir su rating, para subirse a un tren que no va al mismo destino que en el que estamos subidas todas las demás.

No me feliciten, por favor. No se me acerquen hoy. Si tengo cara de enojada es porque LO ESTOY

Estoy enrabiada. Abrí los ojos y desde entonces ya sentía el coraje ardiéndome en las sienes por todas las que no los vuelven a abrir. Yo tuve la suerte; suerte de que esa vez que se me fue el último camión hubo alguien que me acompañó a casa, suerte de que cuando el jager hizo lo suyo, nadie se aprovechó de mí, suerte de que aquella tienda estaba abierta cuando el hombre de gorra verde me siguió por tres cuadras mientras murmuraba entre pasos y respiraciones lo que iba a hacer con mis piernas una vez que terminara conmigo... He tenido suerte hasta ahora, pero no estoy segura de que mañana corra con la misma. No estoy segura. Punto.

Yo desperté hoy... más de 10 mujeres en mi país esta mañana no pudieron ver el amanecer de un día manchado de rojo entre sus verdes y violetas. Por ellas y por todas, aún con la garganta áspera, y la cabeza agotada, grito una vez más: VIVAS NOS QUIERO.